Contador

lunes, 11 de julio de 2011

¿Que empieza una nueva vida? así es, y no he tenido tiempo siquiera de asimilarlo, los sucesos se fueron dando de mucho a mucho. Un día decidí que no podía más con un amor de tormentosas noches en silencio, cambié de casa (cosa que hago a menudo para no perder la costumbre), tengo nuevo trabajo, y ahora un acompañante: mi hermano.
Me alegra que esté a mi lado aunque también me estresa. ¿qué no me estresa? por favor. El hecho es que buscando mi soledad abandonada por años y la que tanto estaba disfrutando, ahora tendrá que ser compartida con mi compañerito que de pronto interrumpe mis lecturas para mirarme seriamente y decirme asustado lo aburrida que soy.
Pero uno no puede negar lo que es. Ya lo acepté. ¿para qué andar escondiendo cosas que forman parte de tu vida? Después de trabajar por meses dieciocho horas al día, qué puedo disfrutar sino dormir. Mis tardes son mis somníferos alicientes, sobre todo en estas tardes lluviosas de julio, y el cigarro se ha convertido en mi ommmmm después del trabajo.
Nada que esconder, como dijera la Mercedes Sosa, todo cambia... en realidad fingimos ser algo que no somos y luego nos develamos.